Rodeado de historia y a pocos metros de un cálido mar que recibe a propios y extraños se encuentra un pedacito de nuestro hogar encendido. En un barco cargado de ganas y amor, con destino a Santa Marta, viajaron nuestros sueños, quedando anclados en esta ciudad de puertas abiertas, sol radiante y corazón amable. En Andrés Paradero las mariposas amarillas revolotean, los sabores de la tierra y el mar se juntan para deleitar a quienes gustan de lo nuestro. Al ritmo de tambores, acordeones y maracas se enciende este colorido ambiente.
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